Acceso al Aula Virtual
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • 6

Ley María da Penha puede ser aplicada cuando el machismo se une a la lesbofobia

Agência Patrícia Galvão

 Fuente: Adital

Por Débora Prado

El 29 de agosto se celebra el Día Nacional de la Visibilidad Lésbica. La fecha, creada en el I Seminario Nacional de Lésbicas (Senale) en 1996, es un marco temporal importante para recordar la lucha de miles de mujeres cuyos derechos son violados por la conjugación de preconceptos históricos en Brasil.

De acuerdo con la fisioterapeuta y activista Karen Lucía Borges Queiroz, de la Asociación Lésbica Feminista Coturno de Vênus, de Brasilia, en esa fecha es necesario recordar que, así como ocurre con mujeres héteros, en el ambiente doméstico y en las relaciones íntimas ocurre buena parte de la violencia en contra de las mujeres lésbicas.

La Ley María da Penha, sin embargo, todavía se aplica poco, sobre todo a causa del desconocimiento generalizado de esa posibilidad, incluso por parte de las propias víctimas de violencia y de los profesionales de Seguridad y Justicia.

En 2006 la Asociación coordinó durante un año las actividades de un Centro de Referencia en el Distrito Federal, que recibía denuncias de agresión contra personas LGBT y de mujeres víctimas de violencia doméstica, independientemente de su práctica sexual.

"La Ley María da Penha es una ley increíble, que ofrece todo un apoyo específico a las mujeres lésbicas que sufren violencia conyugal o de parte de miembros de la familia, pero que todavía se aplica poco”, destaca la activista.

"Las relaciones entre mujeres, lamentablemente, todavía reproducen muchas veces un modelo heterosexual, en el que hay un hombre que domina y una mujer que es dominada. También, dentro de la casa, hay toda una opresión, un control de los padres y familiares en relación con la sexualidad de su hija. Si esa mujer es adolescente y depende financieramente es peor aún”, complementa.

Lea la entrevista:

¿Qué demandas necesitan más visibilidad en la agenda de las mujeres lésbicas, actualmente, en Brasil?

Particularmente, considero que una de las principales demandas es dar visibilidad a las legislaciones ya existentes. Por ejemplo, la Ley María da Penha es una ley increíble, que ofrece todo un apoyo específico a las mujeres lésbicas que sufren violencia conyugal o de parte de miembros de la familia, pero que todavía se aplica poco en esos casos.

En Coturno de Vênus hicimos una investigación, hace dos años, que reveló que la mayoría de las personas, incluso las mujeres lésbicas, no sabía que la Ley María da Penha tenía ese alcance y que podía ser usada en casos de violencia sufrida dentro de la casa. Entonces, una cuestión fundamental es dar visibilidad a las legislaciones hoy vigentes.

Otra cuestión es la educación; es preciso cambiar este modelo de educación heteronormativo, basado en una heterosexualidad compulsiva. Cuanto antes trabajemos con niños y adolescentes cuestiones como la ruptura de preconceptos y de esa norma tan violenta y mostremos la homosexualidad femenina como algo natural y normal, más avances vamos a conseguir.

Está también la cuestión de la salud. La realidad de la salud todavía no cambió, pero hubo un cambio en la comprensión de ciertos gobernantes sobre el tema, y el mismo Ministerio de Salud está teniendo una preocupación mayor sobre la demanda de prevención de sexo seguro entre mujeres lésbicas. Creo que un gran desafío en el horizonte es transformar esto en una realidad práctica en la atención cotidiana a esa población.

En el caso de la Ley María da Penha, ¿cómo afectan la violencia doméstica y familiar en el derecho de las lésbicas a tener una vida libre de violencia?

Tanto las relaciones entre lésbicas como las intrafamiliares se basan en modelos de poder, en una estructura jerárquica. Las relaciones entre mujeres, lamentablemente, todavía reproducen muchas veces un modelo heterosexual, en el que hay un hombre que domina y una mujer que es dominada. Incluso en una relación entre mujeres, en el que no debería existir esa jerarquización, esos papeles sociales existen.

También, dentro de la casa, hay toda una opresión, un control de padres y familiares en relación con la sexualidad de la hija. Si esa mujer es adolescente y depende financieramente es peor aún.

En ese sentido, ¿ocurren muchos casos de violencia psicológica?

Seguro.

El simple hecho de que el padre o la madre impidan salir a aquella niña o adolescente, usando como justificación la homosexualidad, es una forma de violencia psicológica, según señala la Ley María da Penha, que puede hasta llegar a una situación de cárcel privada.

Ésta es una realidad muy presente en la vida de las adolescentes y, a veces, hasta de mujeres lésbicas adultas. No es sólo la violencia física, sino las peleas, confiscar el celular, no permitir que la hija salga de la casa -todo esto es violencia doméstica en contra de la mujer, bajo la forma de una violencia psicológica muy grande.

¿Esa aplicación incluye a las mujeres transexuales?

Sí. La Ley María da Penha aborda una acción afirmativa de equidad de género y de apoyo a esa clase más sumisa en los parámetros de la sociedad. Una mujer trans, que tiene su vivencia como mujer, ciertamente es estigmatizada y ubicada dentro de los patrones de lo que es ser mujer, sin hablar de otros preconceptos.

¿Qué barreras padecen las mujeres lésbicas para tener acceso a la Justicia?

Hay un desconocimiento muy grande sobre la aplicación de la Ley para las mujeres lésbicas, y los profesionales que trabajan en los equipamientos específicos de violencia contra las mujeres muchas veces no tienen sensibilidad para tratar los casos dentro de la Ley María da Penha.

Cuando estábamos actuando en el Centro de Referencia, en 2006, recibíamos muchos casos de violencia y los dirigíamos a los órganos responsables. En la mayor parte de los casos, quienes atendían en esos órganos tenían una gran dificultad para aplicar la Ley María da Penha. Acababan caracterizando el caso como otra cosa, como una intriga dentro de la familia, por ejemplo, y nosotros teníamos que acompañar a esa mujer nuevamente a la Comisaría de la Mujer para lograr dar continuidad a la denuncia bajo la Ley María da Penha.

Y eso todavía existe, sabemos de casos en que se intenta aplicar la Ley y hay una gran resistencia de parte de los profesionales al hacer el boletín de caso.

¿Cómo puede cambiar esto?

Mínimamente, es preciso que haya una capacitación específica con el recorte de la homosexualidad femenina. Muchas veces, se reproduce el mito de que la Ley María da Penha sólo sirve a mujeres héteros y está vinculada a peleas en el ámbito conyugal. Incluso en las divulgaciones de los órganos públicos, se da poquísima visibilidad a la aplicación de la Ley en defensa de mujeres lésbicas.

Entonces, a pesar de que una parte de la Ley hable explícitamente de la orientación sexual –lo cual fue un avance increíble y que hace toda la diferencia en la vida de esas mujeres- creo que el gobierno falla, tal vez hasta por miedo, en darle visibilidad porque imagina la demanda que va a existir si todas las lésbicas que se sienten arrinconadas y violentadas dentro de su casa exigen se cumplan sus derechos.

Hoy en día, ¿es posible medir si las mujeres lésbicas sufren más violencia en la casa o en las calles?

La violencia ocurre tanto en la calle como en la casa. Podemos pensar que, dentro de la casa, la mujer acaba sufriendo más porque es una violencia frecuente y cotidiana, que es diferente a la de la calle, donde no siempre las lésbicas están empoderadas para andar de la mano, darse un beso, permanecer cómodas en un lugar.

Entonces, en cierta forma, dentro de la casa, la violencia está más presente en el día a día, pero es banalizada, naturalizada. Muchas veces, las mismas mujeres no ven como violencia la situación que están enfrentando por estar acostumbradas a vivir en un ambiente de sumisión. Y, en ese contexto, la Ley María da Penha es un instrumento poderoso que debe ser divulgado.

Entonces, el gobierno debe dar más visibilidad, hacer campañas, propagandas por radio y televisión, para explicar que la Ley María da Penha se aplica en el caso de violencia contra mujeres lésbicas, entre parejas y por otros miembros de la familia dentro de la casa.